Aspectos fisopatológicos del envejecimiento humano

“Dentro de 20 años lamentarás más lo que no hiciste que lo que hiciste, así que suelta amarras y abandona el puerto seguro” Mark Twain

El envejecimiento es un proceso fisiológico y patológico que afecta a los seres vivos y que lleva inexorablemente a la muerte del individuo. Habitualmente se tiene una imagen distorsionada de este proceso con un estereotipo negativo. Hay una discriminación social relacionada con la  edad del individuo basada en la información del envejecimiento que se proyecta a la sociedad. La frontera de los 65 años que señala el comienzo de la senectud es totalmente arbitraria y está basada fundamentalmente en motivos económicos.


Colaboración y Revisión, Dr. F. García, Experto en Ciencias Farmacéuticas.
Bases de Biología Molecular (BM). Clase Magistral sobre Mecanismos Moleculares del Envejecimiento Humano.
Profesor  P. Martín Vasallo: Cátedra de BM de la Universidad de la Laguna.

Introducción

El envejecimiento es un proceso variable en el tiempo y en cada individuo. Se caracteriza por cambios progresivos, predecibles, los cuales están asociados a muchas enfermedades con carácter heterogéneo. En el mismo individuo, los diferentes órganos pueden sufrir el proceso de envejecimiento a diferentes velocidades y estar influenciados por múltiples factores.

  • Entre 2015 y 2050, el porcentaje de los habitantes del planeta mayores de 60 años casi se duplicará, pasando del 12% al 22%.
  • Para 2020, el número de personas de 60 años o más, será superior al de niños menores de cinco años.
  • Por el 2050, el 80% de las personas mayores vivirá en países con ingresos bajos y medianos.
  • El proceso de envejecimiento de la población era mucho más rápida  en el pasado.
  • El mundo se enfrenta a retos importantes para garantizar que sus sistemas sanitarios y sociales estén preparados para afrontar ese cambio demográfico.

Sin duda el envejecimiento es un privilegio para muchos puesto que otros no llegan a envejecer por razones obvias.

La composición genética de los individuos se relaciona con el 25 % de la variación de la longevidad.

La elección del estilo de vida está claramente relacionada con la longevidad y es un   factor de influencia destacado.

La protección a las exposiciones ambientales negativas está relacionada con el 50% de una mayor longevidad.

Cambios biológicos en el envejecimiento | Dciencia

Objetivo

Se describe el proceso clínico del “envejecimiento normal” sin insistir en los mecanismos moleculares complejos que cada vez se enriquecen con nuevos conocimientos científicos aunque muchos de los mecanismos implicados son aún de gran complejidad y desconocidos, así como su influencia en la longevidad.

Los aspectos del envejecimiento demográfico relacionados con el crecimiento económico, el aumento de la esperanza de vida, la baja natalidad en algunos países y en general la economía del envejecimiento, dada su complejidad,  no son el objetivo de este post que solo trata de los cambios biológicos principales que ocurren en los diferentes órganos humanos y que están relacionados con el envejecimiento o edad avanzada; también se omite considerar  el impacto de la vejez en la sociedad actual, puesto que el envejecimiento es una realidad compleja relacionada con múltiples factores socio-sanitarios, y a pesar de que avanzamos, estamos a la espera del “elixir de la vida eterna”

Conceptos básicos

Deriva de fase interna o pérdida de la sincronización de los mecanismos.

Los procesos rítmicos  del cuerpo humano  se alteran y se desincronizan, tales como como la secreción pulsátil de hormonas (gonadotropinas, hormona de crecimiento, tirotropina, melatonina, adrenocorticotropa, etc.) probablemente por pérdida de las  funciones  neuronales en el hipotálamo  que también  puede distorsionar los ritmos fisiológicos relacionados con los fotoperiodos.

Pérdida de complejidad

Los seres biológicos se consideran complejos, es decir, hay una interrelación de los sistemas, aunque no sea fácilmente detectable. Durante el envejecimiento se pierde esta complejidad, concepto derivado del campo de la “dinámica no lineal” que puede ser un principio general de todos los sistemas durante el envejecimiento. Esta pérdida de complejidad puede provocar una disminución en la variabilidad de muchas constantes fisiológicas como la frecuencia cardíaca, la presión arterial o venosa, la frecuencia de las ondas electroencefalográficas, la respuesta a las frecuencias auditivas y la respuesta al estrés.  Estos hechos no se cumplen simultáneamente y dependen de los sujetos y de sus características biológicas, por ejemplo, los atletas “senior” muestran una mayor variabilidad de la frecuencia cardíaca que los controles realizados en individuos sedentarios de la misma edad.

Homeostasis y homeostenosis

A lo largo de la vida existen reservas fisiológicas  que  van decreciendo  con la edad; sirven para hacer frente a los desafíos que alteran  la homeostasis  o el normal funcionamiento fisiológico. La homeostenosis  designa la  dificultad para volver a la homeostasis normal o fisiológica puesto que sus reservas han  disminuido durante el envejecimiento. Esto conduce a una mayor vulnerabilidad del individuo frente a las enfermedades tal como  ocurre durante  el envejecimiento.

El punto crítico o final es la fragilidad. Entonces el desafío más pequeño sobrepasa las reservas disponibles y resulta  un “desastre” que puede expresarse de forma diversa: muerte, paro cardíaco, ingreso hospitalario, aparición de síntomas como confusión o incontinencia, etc.

El proceso de envejecimiento acerca al individuo al “precipicio” por la pérdida de reservas fisiológicas. Con el progreso del envejecimiento,  la capacidad de la persona mayor para regresar a la homeostasis poniendo en juego sus reservas se estrecha, o sea, se vuelve estenótica, es decir, consigue volver a la normalidad con gran dificultad, p ej. cirugía /edad. Existen programas informáticos  bien desarrollados para predecir el pronóstico de los pacientes en las unidades de cuidados intensivos a los cuales  se aplican una corrección por  la edad.

El mantenimiento de la homeostasis es un proceso dinámico y activo. La fragilidad es el estado en el que las reservas fisiológicas se invocan al máximo para mantener la homeostasis; cualquier desafío puede exceder el umbral límite.

El aumento de la gravedad de la enfermedad y de la fragilidad tienen efectos independientes en los resultados  en el paciente. El delirio es un síntoma que aparece en una amplia variedad de enfermedades; un marcador que el cerebro mantiene con el medio ambiente en el paciente mayor. Se puede tener la misma expresión (confusión) con una infección del tracto urinario qué con una hemorragia gastrointestinal o un infarto de miocardio, etc. Una aparente pérdida de reservas fisiológicas en adultos mayores conduce a una intolerancia o menor resistencia a los desafíos a su homeostasis porque en la vejez el sujeto es más  vulnerable. Se debe en parte a que la persona mayor gasta continuamente reservas para compensar los cambios de la edad así como para defenderse de otros procesos que están ausentes o son triviales en el individuo más joven.

La falta de los cuidados precoces en la medicina primaria ante procesos patológicos en el paciente mayor lo llevan al agotamiento de sus reservas, siendo más difícil volver a la homeostasis. La conclusión es importantísima: precocidad en los cuidados médicos en el paciente mayor.

Mecanismos implicados en el envejecimiento

Son múltiples y muchos de ellos no bien conocidos, y de forma general los más relevantes son:

  • Daños exógenos por radiaciones ionizantes y ultravioletas y otras agresiones del medio ambiente.
  • Daños endógenos producidos por ROS, (estrés oxidativo) errores en la replicación, reacciones espontáneas.

Todos estos factores producirán daños en el DNA nuclear y mitocondrial, modificación de las histonas y remodelación de la cromatina que pueden alterar el proceso de la transcripción, alteración del RNA, disminución de la reparación del DNA que conduce a una inestabilidad cromosómica u  otros fenómenos que no desarrollaremos puesto que no es el objetivo de este post. y de muy alta complejidad bioquímica, pero los enumeraremos para aquellos lectores que quieran ampliar sus conocimientos.

  • Alteraciones epigenéticas.
  • Inestabilidad genómica.
  • Estrés oxidativo.
  • Alteración de la comunicación intercelular (complejidad).
  • Desgaste del sistema enzimático de las telomerasas en los cromosomas.
  • Pérdida de la proteostasis.
  • Desregulación de los nutrientes.
  • Alteración de la función mitocondrial.
  • Envejecimiento celular. Agotamiento de las células madres.

Actuaciones anti-envejecimiento de forma general.

  • Eliminación de células senescentes
  • Terapias basadas en células madres
  • Fármacos antiinflamatorios  y factores de rejuvenecimiento
  • Eliminación de factores de daño celular.
  • Activación de las telomerasas de los cromosomas.
  • Fármacos con acciones epigenéticas
  • Activación de chaperones y sistemas proteolíticos.
  • Dietas de restricción calóricas.
  • Inhibición del sistema mTOR (mamamalian target of rapamicina).
  • Eliminación eficaz de ROS (Radicales libres) potenciando los sistemas existentes.

Bases moleculares del envejecimiento

El medio más eficaz para aumentar la supervivencia y modificar muchos cambios relacionados con la edad ha sido la restricción calórica. Reduciendo la ingesta calórica en un 20 a 40 por ciento, en experimentos  de laboratorio con algunas de las razas más comunes de ratones y ratas se consiguió aumentar la vida media y máxima en un 20 a 50 por ciento. Los estudios con primates no humanos han sido menos prometedores, y a pesar de tener un colesterol más bajo, una mejor sensibilidad a la insulina, etc. la supervivencia no se ha incrementado significativamente.

Varios hallazgos sugieren que el acortamiento de los telómeros (tapas terminales de nucleoproteína en los cromosomas) está involucrado en una mayor vulnerabilidad de las células al envejecimiento, al daño y a la desregulación del ADN. Los telómeros acortados, así como otra desregulación replicativa, pueden conducir a un reemplazo inadecuado de células dañadas o muertas procedentes de sus respectivas poblaciones de células precursoras. Curiosamente, muchas de estas células precursoras en reposo comienzan a diferenciarse a lo largo de vías celulares similares a los adipocitos, en lugar de a otros tipos de tejidos. (estudios basados en procesos patológicos relacionados con los telómeros y envejecimiento precoz)

Las subpoblaciones de adipocitos, hepatocitos, fibroblastos y otras células pueden entrar en senescencia con el envejecimiento y desarrollar el fenotipo de secreción asociado a la senescencia (SASP). Las células SASP tienen el potencial de liberar citocinas proinflamatorias y otros factores potencialmente dañinos así como modificar la actividad de las células normales locales.

Otras hipótesis implican al gen p53 que se activa cuando el ADN está dañado. Esta activación génica puede mediar varios procesos moleculares que afectan la función y a la viabilidad de las células: se detiene el crecimiento y la división celular normal, con apoptosis para las células que se mueven rápidamente; coactivadores gamma del receptor activado por el proliferador de peroxisoma PGC1-alfa y PGC1-beta son reprimidos y conducen a la pérdida de mitocondrias musculares y a la acumulación de radicales libres que evocan pérdida de defensas antioxidantes.

La ruta del objetivo  (mTOR) regula la distribución de nutrientes y se cree que juega un papel importante en la capacidad de la restricción calórica para prolongar la vida útil. Se ha demostrado que la rapamicina produce longevidad en ratones.

Longevidad

La supervivencia limitada afectará los beneficios de iniciar acciones terapéuticas. La toma de decisiones con respecto a la idoneidad de una intervención específica requiere el reconocimiento tanto del tiempo de supervivencia probable para un individuo como del tiempo que puede tomar la intervención. La predicción es importante.

La ausencia de condiciones comórbidas significativas o un estado funcional superior para la edad, identifica a los mayores que van a vivir más tiempo.  Las personas con dependencia funcional en actividades de la vida diaria y / o con comorbilidad significativa, tienen una esperanza de vida inferior al promedio de su edad.

Envejecimiento exitoso

Identifica a las personas mayores que están libres de enfermedades crónicas y continúan funcionando durante su vejez, tanto física como cognitivamente,  12.8 % para los hombres y 14.6 % para las mujeres. El factor más importante y predictor fue la posición socioeconómica en la mediana edad. Otros factores de predicción después del ajuste socioeconómico fue la dieta, no fumar, ejercicio físico y la ingesta moderada de alcohol. Todos mostraron una disminución funcional a lo largo del tiempo.

Esencialmente saludable

Identifica aquellos sin enfermedad aguda, sin antecedentes recientes de cáncer y con enfermedades crónicas bien controladas.

Excepcionalmente saludable

Identifica a los adultos mayores que no toman medicamentos, no tienen enfermedades crónicas, son normotensos y tienen un peso corporal normal.

Los estudios en gemelos sugieren que el 25 % de la longevidad es genética . Sin embargo, la importancia de la genética es sustancialmente mayor en los extremos de la longevidad y puede ser mayor para los hombres que para las mujeres. Hermanos varones de centenarios tenían una probabilidad 17 veces mayor de vivir hasta los 100 años en comparación con las cohortes de su nacimiento y de  ocho veces mayor para las mujeres.

Se identificó un polimorfismo en el gen de proteína de transferencia de ésteres de colesterol que se asocia con envejecimiento exitoso, longevidad aumentada, cognición conservada, menos enfermedad cardiovascular y partículas de lipoproteína de alta densidad (HDL) de mayor tamaño, particularmente en la raza judía.

Los modelos animales sugieren el potencial de la manipulación genética para prolongar la longevidad. Por ejemplo, la supervivencia mediana y máxima del nematodo Caenorhabditis elegans puede triplicarse al mutar el gen daf-16, un regulador clave de las vías similares a la insulina /factor de crecimiento similar a la insulina (IGF) en el gusano.

Es probable que los factores ambientales interactúen con la genética.  Okinawa, Japón, tiene la mayor concentración de centenarios en el mundo. La longevidad se ha atribuido a una dieta de “restricción calórica con una nutrición óptima”, similar a las dietas que aumentan la longevidad en un 50 por ciento en ratones y ratas. También es posible un componente genético, basado en estudios familiares de centenarios de Okinawa . La longevidad femenina extrema puede ser menos dependiente de la genética que la longevidad masculina y más relacionada con un estilo de vida más saludable y condiciones ambientales más favorables.

Presentación clínica del envejecimiento en los diferentes órganos.

Piel

El envejecimiento normal de la piel produce atrofia, elasticidad disminuida y respuestas metabólicas y reparadoras dañadas. Estos cambios son independientes de los debidos a la exposición excesiva al sol, el llamado “fotoenvejecimiento”.

La epidermis se adelgaza y la unión dermoepidérmica se aplana, lo que aumenta la fragilidad de la piel ante el estrés cortante. Quitar un apósito adhesivo de una persona mayor puede desalojar la epidermis porque la unión dermoepidérmica es más débil que la unión entre la piel y el apósito. El sangrado en el espacio entre la dermis y la epidermis ocurre con mayor frecuencia.

La pérdida de ondulaciones en la unión dermoepidérmica disminuye el área disponible para la transferencia de nutrientes, incluidos los lípidos protectores  del estrato córneo. Esto resulta en piel seca (xerosis) y es un compromiso en la función de barrera de la piel. El recambio epidérmico se desacelera debido a la disminución de la división de los queratinocitos y a una mayor migración desde la capa basal a la superficie de la piel. La composición celular epidérmica cambia, con disminuciones en los melanocitos, células de Langerhans inmunológicamente activas, y una reducción global del 50 por ciento en el crecimiento de las uñas y reducciones en la actividad de las glándulas sebáceas y sudoríparas.

Los cambios adicionales asociados con la edad que son  diferentes al daño solar en la piel incluyen los siguientes:

  • La dermis se adelgaza con disminución de la vascularización y de la capacidad biosintética de los fibroblastos residentes]. Estos cambios contribuyen a retrasar la cicatrización de heridas.
  • La red de fibras elásticas se degenera cuando la biosíntesis de elastina disminuye significativamente después de la cuarta década. Los cambios en las macromoléculas de glicosaminoglicanos en la dermis conducen a la pérdida de hidratación y a la disminución de la elasticidad de la piel.
  • La capacidad de administrar calor a la piel para su excreción se ve afectada.

Con la pérdida del la fijación, en la unión dermoepidérmica y la pérdida de capilaridad dérmica, se reduce el área para la transferencia de calor a la epidermis. La pérdida de grasa subdérmica disminuye el aislamiento y la capacidad de las personas mayores para conservar el calor. La vasoconstricción tónica en muchos adultos mayores, así como las disminuciones tanto en el número como en la producción de glándulas sudoríparas, también contribuyen a la alteración de la termorregulación con la edad.

  • La percepción sensorial de la piel disminuye, particularmente en las extremidades inferiores . La disminución de la sensibilidad involucra tanto el tacto, debido a la disminución de los corpúsculos de Meissner como a la vibración de baja frecuencia, mediada por los corpúsculos de Pacini.
  • La piel juega un papel crítico en la síntesis de vitamina D. Los rayos ultravioleta convierten 7-dehidrocolesterol en pro-vitamina D3 en la dermis. Los niveles de 7-dehidrocolesterol disminuyen con la edad, disminuyendo así la capacidad de la persona mayor para la síntesis de vitamina D.
  • Hay una disminución en la grasa subdérmica. Esta pérdida de soporte contribuye a las arrugas y flacidez de la piel, así como a una mayor susceptibilidad al trauma.

La administración tópica de ácido todo-trans-retinoico (tretinoína) parece revertir muchos de los cambios relacionados con la edad en la piel protegida del sol (cara interna del muslo). Después de nueve meses de tratamiento diario con crema tópica de tretinoína al 0.025 por ciento, la epidermis se engrosa, las crestas retenedoras se vuelven más profundas, los capilares reaparecen, las proteínas de la matriz se vuelven a depositar y el colágeno y la elastina aumentan. Por lo tanto, estos cambios relacionados con la edad parecen ser mutables.

El fotoenvejecimiento es el resultado de la exposición crónica al sol y el daño recurrente causado por la luz ultravioleta del sol. El fotoenvejecimiento, diferente  al envejecimiento fisiológico, produce la mayoría de los cambios cosméticamente indeseables en la piel. La displasia celular, las células atípicas, la pérdida de polaridad de los queratinocitos y una desorganización significativa en la epidermis son el resultado del fotoenvejecimiento. En la dermis, el fotoenvejecimiento conduce a elastosis, agregados de fibras elásticas amorfas, una disminución en el contenido de colágeno, un aumento de glicosaminoglicanos y un modesto infiltrado inflamatorio localizado en las áreas perivasculares. La piel fotoenvejecida se ve arrugada, laxa, amarillenta, áspera y algunas veces correosa. La piel fotoenvejecida tiene una mayor tendencia hacia telangiectasias, y es hiperpigmentada o hipopigmentada. Los cambios en el fotoenvejecimiento también son parcialmente reversibles mediante el tratamiento tópico con ácido retinoico.

Sistema sensorial: ojo

Aparece atrofia de los tejidos periorbitales;  la flacidez del párpado inferior puede conducir al ectropión (el párpado gira hacia afuera) o al entropión (el párpado gira hacia adentro).

En la glándula lagrimal, la producción de las  lágrimas disminuye y la irrigación de los ojos se altera  debido al desplazamiento del punto lagrimal y a un drenaje menos efectivo.

La conjuntiva se atrofia y amarillea. La sensibilidad de la córnea al tacto disminuye en un 50 por ciento.

La deposición de ésteres de colesterol, y grasa neutra en la córnea causa el arcus senilis que es  un depósito amarillo-blanco anular en la córnea periférica. La presencia de arcus senilis se ha correlacionado  con un acortamiento  la  vida.

El iris se vuelve más rígido y produce una pupila más pequeña, más lenta y receptiva. La lente se amarillea  debido a la foto-oxidación de la proteína de la lente y a una acumulación de proteína insoluble. El color amarillento de la lente causa una disminución en la transmisión de la luz azul.

La producción del humor acuoso disminuye y del humor vítreo, el cuerpo también se reducen.

Los cambios en la lente y el iris conducen a la “presbicia”. La distancia necesaria para enfocar de cerca a los objetos aumenta debido a la disminución de la elasticidad de la lente y en menor medida, al debilitamiento y a la pérdida del ángulo efectivo del músculo ciliar. La presbicia tiene un inicio gradual en la cuarta década con un deterioro constante de la agudeza estática (objeto en reposo) y una pérdida más pronunciada de agudeza visual dinámica.

El ojo viejo se adapta más lentamente a los cambios en las condiciones de iluminación; la pupila se vuelve rígida y la lente más opaca. La velocidad de síntesis del fotopigmento disminuye con la edad, lo que se suma a la adaptación más lenta en condiciones de luz más bajas.

Las alteraciones de la lente aumentan la dispersión de la luz, haciendo que la persona mayor sea más sensible al deslumbramiento. Después de extirpar le lente defectuosa , el umbral de deslumbramiento se vuelve normal.

Sistema sensorial: Audición

El envejecimiento altera la agudeza auditiva para  las frecuencia altas  y la capacidad de  reconocimiento de la  voz generalmente  alterada en entornos ruidosos. La pérdida de la agudeza auditiva puede provocar un cierto aislamiento social y aumenta el riesgo de delirio durante la hospitalización. Los efectos acumulativos del ruido ambiental u ocupacional confunden en la interpretación de los efectos de los sonidos.

El envejecimiento provoca que las paredes del conducto auditivo externo  sean  mas delgadas. El cerumen se vuelve más seco y tenaz, lo que aumenta el riesgo de impacto de cerumen en las personas mayores. Aunque las articulaciones osiculares  degeneran con la edad, la transmisión del sonido por los huesecillos se  conserva bien.El oído interno experimenta al menos cinco cambios que ocurren en diversos grados:

  • Las células ciliadas en el órgano de Corti se pierden
  • Se pierden las neuronas que inervan la cóclea  en los centros auditivos del cerebro
  • La membrana basilar subyacente al aparato sensorial se endurece y puede calcificar
  • Los capilares de la estría vascular (la fuente de la endolinfa) se engrosan
  • El ligamento espiral degenera

La predominancia de la aparición de estos cinco defectos, definirá los subgrupos de audición defectuosa relacionada con la edad. Los resultados netos son la pérdida de agudeza auditiva, especialmente a frecuencias más altas (presbiacusia), dificultad para discriminar el habla y problemas para localizar las fuentes del sonido.

Algunas personas mayores refieren que no pueden escuchar, de hecho tienen dificultades para entender lo que se dice. Muchos de los sonidos de consonantes están en las frecuencias más altas (t, k, ch), y los pacientes pueden no comprender el habla al no poder apreciar esos sonidos. De forma estratégica y práctica, puede ser mejor reformular una pregunta que no sea entendida por una persona mayor en lugar de repetirla con una voz más fuerte, especialmente porque el tono (frecuencia) a menudo se eleva cuando se aumenta el volumen. Además, las personas mayores pueden tener dificultades para discriminar el sonido objetivo del ruido de fondo, lo que aumenta los desafíos de la comunicación en situaciones sociales o en los departamentos de emergencia ruidosos. En estos pacientes, la amplificación del sonido por sí sola no es efectiva porque se amplifican el objetivo y el fondo.

Sistema sensorial: Sabor y olor

Hay cambios visibles en las papilas gustativas, aunque tienen un impacto moderado en el sentido del gusto. Aunque el número de papilas en la lengua disminuye con el envejecimiento, las respuestas neurofisiológicas de las papilas individuales se modifican mínimamente, y no hay relación entre la agudeza gustativa y el número de papilas gustativas.

La pérdida de sabor en pacientes mayores se debe en gran parte a una disminución del olfato más que al gusto en sí mismo. Sin embargo, la sensibilidad del sabor también disminuye con la edad, como lo demuestra un estudio en el que los pacientes mayores requirieron concentraciones un 30 por ciento más altas de aspartamo para detectar este edulcorante artificial.

De manera similar, se necesita agregar más sal (de dos a tres veces) a la sopa de tomate antes de que pueda ser apreciada por una persona mayor. Los efectos de la edad en la lengua no necesitan ser uniformes pero las regiones con un sentido gustativo deficiente son cada vez más frecuentes  en la lengua con el aumento de la edad.

La agudeza del olfato disminuye significativamente con la vejez. Los umbrales de detección se incrementan en más del 50 por ciento en personas sanas a la edad de 80 años; el reconocimiento de olores familiares disminuye de manera similar, incluido el reconocimiento de alimentos en mal estado y de una estufa de gas con mala combustión. La causa de la disminución del sentido olfatorio no está clara, pero el área de la sensibilidad disminuye el número de neuronas sensoriales y la capacidad de la persona mayor para reponer las neuronas receptoras olfativas esta muy comprometida.

La disminución de la sensación de sabor y olor puede provocar una disminución en el disfrute de los alimentos y una dificultad relacionada con la edad para clasificar los sabores de los alimentos combinados. El papel de la olfacción en el mantenimiento del apetito es crítico; por ejemplo, algunas personas con anosmia olvidan comer.

Tracto gastrointestinal:

El envejecimiento en sí no causa desnutrición pero aumenta la incidencia y presentación de problemas gastrointestinales múltiples.

Tracto gastrointestinal: Orofaringe

La mucosa oral se adelgaza, las encías retroceden, exponiendo el cemento dental, que es más propenso a la caries y a la masticación incompleta. La pérdida dentaria tiene un mayor riesgo de ingesta nutricional inadecuada.

En las glándulas salivales, se detecta hasta un 50 por ciento de disminución en la producción máxima de saliva. Los pacientes mayores tienen quejas subjetivas de boca seca, lo que puede afectar la masticación y la deglución, hecho a veces asociado a efectos secundarios de medicamentos.

La transferencia del bolo alimenticio a la faringe se altera. La pérdida de la conformidad del músculo esofágico da como resultado una mayor resistencia al flujo a través del esfínter esofágico superior con un mayor riesgo de aspiración.

Tracto gastrointestinal: Esófago

Hipertrofia del músculo esquelético en el tercio superior, disminución de las células ganglionares mientéricas que coordinan el peristaltismo. Mayor riesgo de esofagitis.

Tracto gastrointestinal: Estómago

El 90% de las personas mayores son capaces de acidificar los contenidos gástricos en  estado basal no estimulado.

Más del 50 por ciento delas personas de edad están infectadas con H. pylori  y su prevalencia aumenta con el avance del envejecimiento.

El aumento de las tasas de gastritis y el aumento de la sensibilidad a los irritantes gástricos, como los antiinflamatorios no esteroideos o los bisfosfonatos puede estar relacionado con la  disminución de la síntesis de prostaglandinas, disminución de la secreción de líquidos bicarbonatados y no parietales, retraso del vaciamiento gástrico y deterioro de la microcirculación gástrica.

Tracto gastrointestinal: Intestino delgado

Cambios anatómicos moderados, que incluyen atrofia moderada de las vellosidades y engrosamiento de las mucosas.

La absorción de varios micronutrientes (p. ej., xilosa, ácido fólico, B12, cobre) puede disminuir con la edad pero sigue  estando  adecuada para la homeostasis. La eficacia de la absorción de calcio de la luz intestinal disminuye debido a la disminución de los receptores de vitamina D en el intestino y a la sensible disminución de la vitamina D circulante (25 (OH)D3).

En los hidratos de carbono  puede detectarse  malabsorción y posterior metabolismo bacteriano de los carbohidratos en el intestino con evidencia de sobrecrecimiento bacteriano. Además, la función de barrera del intestino delgado puede verse comprometida y la inflamación local se activa. Presencia de úlceras indoloras.

Tracto gastrointestinal: Intestino grueso

Atrofia de la mucosa, anomalías celulares y estructurales en las glándulas de la mucosa, hipertrofia de la mucosa muscular y atrofia de la muscular externa. Los cambios funcionales incluyen una coordinación alterada de la contracción y una mayor sensibilidad a los opiáceos que pueden predisponer a la persona a un estreñimiento inducido por fármacos.

Reducción dela motilidad propulsora colónica; aproximadamente una cuarta parte de los mayores  padecen estreñimiento crónico.

Disminución  de un  30 a 40 por ciento en las presiones del  esfínter anal interno  que  está engrosado; el adelgazamiento del esfínter externo se correlacionó con la incontinencia fecal en los sujetos de mayor edad.

Los divertículos son comunes en las poblaciones occidentales mayores de 65 años, con una prevalencia superior a un 65 por ciento. La formación de divertículos colónicos se atribuye a la disminución de la fuerza de la pared muscular, disminución de la distensibilidad y a un aumento de la presión intraabdominal.

El riesgo de cáncer de colon aumenta con la edad junto a una mayor  exposición prolongada a carcinógenos potenciales. La función de barrera del epitelio colónico también parece estar comprometida.

Tracto gastrointestinal: Sistema hepato-biliar

La masa hepática disminuye entre un 20 y un 40 por ciento con la edad. La perfusión y el flujo sanguíneo hepático disminuye hasta un 50 por ciento entre la tercera y la décima década de vida. La lipofucsina se acumula en los hepatocitos con la edad aunque también  se detecta en pacientes jóvenes con desnutrición severa, lo que explica la apariencia descrita como “atrofia marrón”. Los hígados más viejos tienen más macrohepatocitos (células grandes) y un aumento de la poliposis.

  • El metabolismo del colesterol de las lipoproteínas de baja densidad (LDL) disminuye con una reducción en los receptores de LDL , lo que podría contribuir a niveles de LDL séricos más altos.
  • El contenido de citocromo P450 disminuye, y el aclaramiento metabólico de muchos fármacos es un 20 a un 40 por ciento más lento.
  • Las menores cantidades de antagonistas de la vitamina K necesarias para anticoagular a las personas mayores son consistentes con la disminución de la síntesis de factores de coagulación dependientes de la vitamina.
  • Aunque la función y la anatomía de la vesícula biliar están bien preservadas en la vejez, la composición biliar tiene un índice litogénico más alto, lo que predispone a la formación de cálculos biliares de colesterol.

Páncreas exocrino: solo sufre alteraciones moderadas con la edad. Los cambios menores atróficos y fibróticos no tienen ningún impacto en la función exocrina pancreática. La pancreatografía no invasiva indica una mayor incidencia de quistes y ramas laterales de los conductos pancreáticos y una disminución en el flujo pancreático.

Sistema hematopoyético

Los glóbulos rojos, el recambio de hierro y el volumen de sangre no se modifican con la edad.

La médula ósea disminuye y la grasa en la médula ósea aumenta, así como las reservas funcionales se reducen. Importante como donante de células hematopoyéticas y de tolerancia a la quimioterapia.  Retraso compensatorio moderado a la pérdida de sangre.

Mayor propensión a la expansión clonal, por tanto, mayor probabilidad de desarrollo de neoplasias malignas hematológicas.

La vejez debe considerarse un estado procoagulante. Los fragmentos de degradación de fibrina (D-dímeros) son dos veces más elevados en sujetos sanos de mayor edad sin evidencia de trombosis.

Sistema renal

La masa renal disminuye en un 25 a 30 por ciento entre las edades de 30 y 80 años, con  disminución más pronunciada después de los 50 años; la grasa y la fibrosis reemplazan parte del parénquima funcional restante. La pérdida ocurre principalmente en la corteza renal y afecta preferentemente a las nefronas más importantes para la concentración máxima de orina.

Se detecta esclerosis difusa de los glomérulos de tal manera que el 30% de los glomérulos se destruyen a los 75 años. Los glomérulos restantes tienen una capacidad de filtración alterada.

Los cambios vasculares intrarrenales incluyen la espiral de las arteriolas aferentes, el estrechamiento de las arterias más grandes, la fibrosis de la íntima y las derivaciones entre arteriolas aferentes y eferentes que permiten que el flujo sanguíneo evite los glomérulos.

La nefroesclerosis (glomeruloesclerosis global, fibrosis intersticial y arteriosclerosis) se identificó en los riñones de donantes en el trasplante correspondiendo a un 3% de los donantes de 18 a 29 años y al  73% de los donantes de 70 a 77 años. El flujo sanguíneo plasmático renal es 40 por ciento más bajo en hombres mayores. Los estudios sugieren que los riñones más viejos se pueden mantener en un estado de vasodilatación para compensar la pérdida de la vasculatura relacionada con las prostaglandinas vasodilatadoras, y por tanto, mayo riesgo de lesión renal con el uso de fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINE).

El aclaramiento de creatinina disminuye con la edad (7,5 a 10 ml/ minuto por década), aunque existe una gran variación. La producción de creatinina también disminuye con la edad, aumentando la secreción tubular de creatinina, de modo que la creatinina sérica puede permanecer estable a pesar de la disminución de la tasa de filtración glomerular. Las estimaciones de la función renal basadas en cistatina C pueden ser útiles cuando es necesaria una evaluación de la función renal precisa, en una persona mayor.

La homeostasis de fluidos y electrolitos se mantiene relativamente bien con el envejecimiento, en ausencia de “desafíos”. Sin embargo, la capacidad para diluir al máximo la orina y excretar una carga de agua, se ve afectada lo que compromete la regulación del volumen de líquidos corporales en condiciones de estrés y sobrecarga.

Otro cambio funcional en el sistema renal es la reducción de la capacidad de  acidificación.

Existe una mayor propensión a la nefrotoxicidad relacionada con medicamentos o con los contrastes iodados y otros medicamentos  intravenosos,  y una  probabilidad disminuida de  que el riñón lesionado se recupere de un fallo renal agudo.

Hay mayor vulnerabilidad  a las lesiones  isquémicas, con un mayor número de células que experimentan apoptosis después de la isquemia. Las células tubulares en sujetos mayores  parecen tener una capacidad disminuida para repoblar por completo los túbulos después de una lesión isquémica aguda.

Con la vejez disminuye la capacidad  de  hidroxilación de la vitamina D.

Se detecta una regulación negativa del sistema renina-angiotensina.

Sistema cardiovascular

Con  la vejez aumenta el riesgo de hipertensión y enfermedad arterial coronaria. La prevalencia de la enfermedad de la arteria coronaria detectada en autopsias puede alcanzar el 75 por ciento después de la sexta década en hombres. Se encontró solo un impacto mínimo del envejecimiento en la función cardiovascular en reposo, como la fracción de eyección del ventrículo izquierdo (FEVI). Esto refleja la adecuación de las estrategias compensatorias usadas por el corazón viejo (y el sistema vascular) para contrarrestar cambios fisiológicos. Sin embargo, al invocar los mecanismos compensatorios disponibles para mantener la función de reposo, la persona mayor es menos capaz de compensar los desafíos posteriores.

Cambios anatómicos mínimos ocurren en el lado derecho del corazón. La aurícula izquierda se agranda y el ventrículo izquierdo se endurece, aumentando aproximadamente un 50 por ciento desde la tercera década hasta la octava. El ventrículo izquierdo también se hipertrofia con la edad.

Tanto la válvula aórtica como el anillo mitral se engrosan y desarrollan depósitos calcificados que puede predisponer a la persona mayor a problemas de conducción cardíaca.

Las células cardiacas se agrandan y son más vulnerables a las agresiones externas; el número total de cardiomiocitos puede reducirse significativamente en corazones humanos sanos. Además, se produce una importante reducción celular en el nódulo sinoauricular y una pérdida celular más modesta en el nódulo auriculoventricular. Esto puede ser la base de una mayor sensibilidad del nodo SA a los bloqueadores de los canales de calcio.

Disminución insignificante en la frecuencia cardíaca en reposo, pero una marcada disminución en la frecuencia cardíaca máxima en respuesta al ejercicio u otros factores estresantes. (frecuencia cardiaca máxima: 220-edad).

La prevalencia de latidos prematuros auriculares aumenta con la edad, pero no se asocia con un aumento del riesgo cardíaco. También se observa un aumento en los latidos ectópicos ventriculares aislados,  en individuos sanos.

La culminación de los cambios cardiovasculares asociados a la edad es una disminución en el trabajo máximo, medido como la utilización máxima de oxígeno (VO2max) en las pruebas de ejercicio. El entrenamiento físico en personas mayores sedentarias puede mejorar este parámetro, pero se observa un declive con la edad inevitable.

La FEVI en reposo no se modifica en las personas mayores sanas, pero hay aumentos menores en la FEVI en respuesta al ejercicio. Esto puede explicar en parte por qué la fibrilación auricular es más probable que precipite la insuficiencia cardíaca en adultos mayores. Un galope auricular (S4) es un hallazgo normal en el examen físico en individuos con ritmo sinusal superior a 75, una manifestación de la mayor contribución de la sístole de la aurícula izquierda al llenado ventricular.

El viejo corazón es un corazón vulnerable. Por ejemplo, la mortalidad y la probabilidad de desarrollar insuficiencia cardíaca después de un infarto de miocardio aumentan con la edad.

Sistema respiratorio

El envejecimiento en ausencia de desafíos adicionales, no produce hipoxia o neumonía. Sin embargo, los cambios anatómicos y funcionales relacionados con la edad en el sistema respiratorio contribuyen al aumento de la frecuencia de  neumonías,  mayor probabilidad de hipoxia y la disminución del consumo máximo de oxígeno.

Los conductos alveolares se agrandan debido a la pérdida de tejido elástico, lo que resulta en una superficie disminuida para el intercambio de gases. Durante el ejercicio máximo, esto puede limitar el flujo de aire espiratorio y producir hiperinsuflación pulmonar dinámica.

La composición del surfactante también está alterada por la edad y el fluido alveolar tiene un mayor contenido de proteínas proinflamatorias y un perfil anti-inflamatorio reducido.

Puede existir discrepancia entre la ventilación y la perfusión en las vías respiratorias de las porciones dependientes del pulmón más antiguo; las áreas que están mejor perfundidas que en cualquier otra parte, permanecen cerradas durante todo o parte del ciclo respiratorio.

Mayor rigidez de la pared torácica. Porque a medida que el  tórax se remodela con la edad, el diafragma se aplana y se vuelve menos eficiente. Los cambios diafragmáticos probablemente contribuyen al aumento del trabajo de la respiración durante el ejercicio, que puede aumentar un 30 por ciento.

Con el avance de la edad, las reservas funcionales disminuyen, sin embargo, el volumen residual (aire que queda en el pulmón al final de una espiración completa) aumenta hasta 10 por ciento por cada  década de edad debido a un mayor volumen de cierre. Disminuciones en la fuerza inspiratoria máxima y una disminución menor en los parámetros de fuerza espiratoria máxima. La tos es menos vigorosa debido a los efectos de la edad en la fuerza de los músculos respiratorios y al mayor volumen de cierre que impide que se despejen las proporciones crecientes de los pulmones, el aclaramiento mucociliar es más lento y menos eficaz, y la recuperación de la depuración mucociliar después de un insulto (típicamente infección viral) se ralentiza con la edad.

Sistema genitourinario

Los cambios en el envejecimiento del sistema genitourinario aumentan el riesgo de incontinencia urinaria, infección del tracto urinario, disfunción eréctil y dispareumia.

En la vejiga la prevalencia de la incontinencia urinaria aumenta con la edad. La incontinencia urinaria está relacionada con la disminución de la contractilidad del músculo detrusor, la capacidad máxima de la vejiga, la velocidad máxima de flujo y la capacidad de retener la micción, con un aumento  del residuo post-miccional.

La abstinencia de estrógenos en las mujeres da como resultado un descenso en la longitud de la uretra y una disminución de la presión máxima de cierre uretral. La uretra se convierte en una barrera menos efectiva contra la contaminación bacteriana con la edad, especialmente en mujeres. Los estrógenos tópicos, especialmente además de los ejercicios del piso pélvico, pueden llevar a la restauración de la función uretral.

El sistema reproductivo masculino segun las encuestas de la actividad sexual entre hombres mayores han encontrado tasas variables de actividad. En una encuesta multinacional, más del 80 por ciento de los hombres de entre 60 y 69 años y el 70 por ciento de los que tenían entre 70 y 79 años informaron que eran sexualmente activos. El pene más viejo necesita una mayor estimulación para lograr una erección, las erecciones espontáneas son menos frecuentes, las erecciones son menos firmes, los tiempos refractarios entre erecciones (o eyaculaciones) se prolongan y la eyaculación es menos contundente con volúmenes de eyaculación más pequeños. Estos cambios son la suma de los cambios neurológicos, vasculares y endocrinológicos relacionados con la edad.

Una disminución gradual en la capacidad reproductiva masculina ocurre con la edad. Las células germinales se forman continuamente, pero la producción de esperma disminuye. Los espermatozoides de los testículos más viejos tienen una mayor frecuencia de anormalidades cromosómicas y alteración de la motilidad y una menor capacidad para fertilizar incluso cuando se administran por inseminación artificial intrauterina. Los túbulos seminíferos también se degeneran y el número de células de Leydig disminuye.

El agrandamiento de la próstata ocurre con la edad.

En el sistema reproductivo femenino, el ovario envejece con un descenso en el número de ovocitos a medida que las mujeres llegan a su cuarta década. La menopausia (amenorrea durante 12 meses después del último período menstrual) se produce a una edad promedio de 51 años. En mujeres de edad avanzada sometidas a tratamiento de fertilización in vitro (FIV) (definido aquí como después de 45), la implantación, el embarazo clínico y las tasas de nacidos vivos ocurren con una frecuencia reducida.

Una vez que se ha producido la menopausia, se observan procesos postmenopáusicos relacionados con la edad más graduales. La vagina pierde elasticidad. El clítoris, como el pene más viejo, necesita una mayor estimulación y se reduce. La grasa subcutánea en la pelvis se pierde. La sequedad y la atrofia vaginales son principalmente dependientes de los estrógenos, pero pueden verse agravadas por el flujo sanguíneo disminuido relacionado con la edad a la vagina. Las secreciones cervicovaginales, especialmente durante la excitación, se vuelven más dispersas. El pH vaginal aumenta, lo que permite la colonización por microflora entérica.

Sistema musculo-esquelético

La masa muscular disminuye en relación con el peso corporal entre un 30 y un 50 por ciento tanto en hombres como en mujeres. La pérdida se acelera con el aumento de la edad. La sarcopenia, la pérdida de masa y fuerza muscular relacionada con la edad, se define como una disminución en la masa muscular apendicular dos desviaciones estándar por debajo de la media para adultos sanos jóvenes. La sarcopenia es un factor de riesgo independiente para la mortalidad. La calidad muscular disminuye con la infiltración de grasa y tejido conectivo. La presencia de grasa intramuscular se ha denominado “miosteatosis”lo cual se asocia con una disminución de la fuerza, una velocidad de la marcha más lenta y una disminución de la supervivencia.

La pérdida en las piernas es mayor que la de los brazos. Las fibras de contracción lenta tipo I se ven menos afectadas por la edad que las fibras de contracción rápida. La inervación del músculo esquelético disminuye en hombres mayores de 50 años; el número de unidades motoras en cualquier músculo disminuye con un aumento compensatorio en el tamaño de la unidad motora.

El tiempo para alcanzar la tensión máxima con la dorsiflexión del tobillo se reduce, así como el tiempo de relajación muscular. La fuerza también disminuye drásticamente con la edad, parcialmente explicada por la pérdida de masa muscular. En general, la fuerza de la extremidad inferior se pierde a un ritmo relativamente más rápido que la fuerza de la extremidad superior; el músculo más viejo también se fatiga más fácilmente.

La recuperación del músculo más viejo después de la lesión se ralentiza y frecuentemente es incompleta. La actividad física juega un papel importante en la disminución de estas actividades enzimáticas.

Los cambios hormonales relacionados con la edad, hormona del crecimiento, los andrógenos y posiblemente otros, pueden contribuir a las alteraciones asociadas con la edad de la masa y la función muscular. Además, las citocinas proinflamatorias aumentan con la edad y estimulan la tasa de degradación de la proteína del músculo esquelético. Los efectos de muchos de estos agentes, especialmente el factor de crecimiento similar a la insulina (IGF) -1, pueden estar mediados por efectos neuromusculares, lo que sugiere que tanto los enfoques hormonales como neuronales para prevenir la sarcopenia pueden ser eficaces.

La perdida de tejido óseo en el envejecimiento, tanto en hombres como en mujeres aumenta la probabilidad de fractura y la velocidad de reparación disminuye, una vez que ocurre la fractura. El mayor ambiente pro-inflamatorio en adultos sanos promueve la pérdida ósea. La tomografía computarizada (TC) o la resonancia magnética (RM) indican que la luz medular del fémur es más grande, la corteza se adelgaza y la grasa llena gran parte de las cavidades de la médula ósea. La pérdida de mineral en el envejecimiento ocurre tanto en el hueso cortical (esqueleto periférico) como en el trabecular (esqueleto axial). Hay una disminución progresiva en el número y la actividad de los osteoblastos, pero los osteoclastos no cambian con la edad. En general, la disminución en la masa ósea es de aproximadamente 0.5 por ciento por año en personas mayores sanas. Los cambios relacionados con la edad en las mujeres se ven agravados por los cambios menopáusicos en la masa y la función ósea. La deficiencia de vitamina D es común en las personas mayores y acelera aún más la pérdida ósea.

Aumentar el tiempo de carga o aumentar las fuerzas de carga puede aumentar el mineral óseo y prevenir la pérdida ósea relacionada con la edad.

Una vez que los huesos se fracturan, los mecanismos de reparación se deterioran al envejecer, las fracturas producen menos formación de vasos sanguíneos locales y menos diferenciación osteogénica de las células progenitoras y requieren al menos el doble de tiempo para recuperar las propiedades biomecánicas existentes a la fractura, incluida la fuerza muscular.

Sistema nervioso central

El volumen del cerebro disminuye aproximadamente 7 cm3 por año después de los 65 años, con una mayor pérdida en los lóbulos frontal y temporal y mas pérdida de materia blanca que la sustancia gris en adultos mayores, cognitivamente normales.

 El flujo sanguíneo cerebral disminuye en un 5 a 20 por ciento, con deterioro de los mecanismos que mantienen el flujo sanguíneo cerebral  por la fluctuación de la presión sanguínea.

La pérdida neuronal relacionada con la edad es más prominente en las neuronas más grandes en el cerebelo y la corteza cerebral. El hipotálamo, la protuberancia  y la médula  tienen pérdidas neuronales o de volumen modestas.

La pérdida neuronal es más probable debido a la apoptosis (es decir, muerte celular programada) en lugar de inflamación, isquemia u otro mecanismo.

Existe pérdida del árbol dendrítico,  contracción de los procesos y la disminución de las sinapsis. En algunas áreas, sin embargo, las conexiones dendríticas pueden aumentar, tal vez como resultado de la reorganización del cerebro evocada para compensar la deserción celular. Las neuronas continúan formando nuevas sinapsis y se forman nuevas neuronas a lo largo de la vida, pero las tasas de las pérdidas son mayores que las ganancias.

Los receptores y neurotransmisores se reducen con la edad. La disponibilidad de acetilcolina disminuye debido a la disminución de las neuronas colinérgicas y muscarínicas y a la reducción de la liberación y de su síntesis.

Se  detectan múltiples cambios no homogéneos en enzimas cerebrales como la liberación de  acetilcolina. Además, la dopamina y los receptores correspondientes en el cuerpo estriado y la sustancia negra pueden disminuir en el envejecimiento normal. Curiosamente, la dopamina puede facilitar la persistencia de la memoria episódica. Proporcionar dopamina, como L-DOPA a cerebros viejos normales puede mejorar el rendimiento en algunas tareas cognitivas.

 Para muchas tareas, el cerebro viejo parece trabajar más que el joven, porque se reclutan más neuronas y hay un mayor gasto energético como lo demuestra el escaneo PET.

Cambios cognitivos y conductuales asociados con el envejecimiento normal son manifiestos  como  ciertos desempeños de memoria en las pruebas cognitivas. No obstante la memoria procedimental primaria y semántica están bien preservados con la edad.

 Las habilidades y conocimientos aprendidos, bien practicados y familiares, como el vocabulario o el conocimiento general, permanecen estables o incluso mejoran pero pueden comenzar a disminuir con el envejecimiento posterior. La capacidad de reconocer objetos y caras familiares, así como para mantener una percepción visual adecuada de los objetos, permanece estable a lo largo de la vida.

La memoria operativa y la memoria episódica son los dominios específicos de la cognición más afectados por el envejecimiento “normal”. Estos son cambios de la última etapa de la vida, que ocurren después de la sexta década y tienen un declive lineal o acelerado con el envejecimiento posterior. La velocidad de procesamiento disminuye con la edad y puede tener un efecto global en el rendimiento de la prueba de otros dominios neurocognitivos en cualquier prueba programada.

La función ejecutiva es fundamental para la participación en un comportamiento resuelto, independiente y de autoconservación, y es necesaria para que una persona mayor administre con éxito sus propias enfermedades médicas. La función ejecutiva disminuye con la edad, y más dramáticamente después de los 70.

El lapso de atención disminuye incluso con simples tareas. En particular, hay una disminución en la capacidad de concentrarse en una tarea en un entorno ocupado y en  la capacidad de realizar múltiples tareas a la vez. Estas deficiencias, similares a la velocidad de procesamiento, pueden conducir a un rendimiento de prueba disminuido en otros dominios neurocognitivos.

La resolución de problemas, el razonamiento sobre cosas desconocidas, el procesamiento y el aprendizaje de nueva información, y la atención y manipulación del entorno muestran una disminución. Habilidades lingüísticas (fluidez verbal y habilidad para nombrar objetos) demuestran algún declive tardío, particularmente después de los 70 años.

A pesar de los cambios mensurables observados en las pruebas cognitivas con envejecimiento cognitivo normal, la persona de 95 años que envejece con éxito sigue siendo capaz de funcionar en la sociedad, el lugar de trabajo y / o en el hogar. Pocas situaciones de la vida real requieren un rendimiento a niveles máximos, especialmente con la presión del tiempo o el conocimiento adquirido. El impacto de la pérdida cognitiva a menudo puede ser compensado por factores no cognitivos que no disminuyen con la edad.

La capacidad de reconocer objetos y caras familiares, así como para mantener una percepción visual adecuada de los objetos, permanece estable a lo largo de la vida.

El reentrenamiento cognitivo con nuevos desafíos neuronales aumentan el reclutamiento de regiones cerebrales adicionales en sujetos jóvenes sanos; con la repetición del desafío, el reclutamiento de estas regiones del cerebro disminuye y la actividad se ve en regiones específicas de habilidades. El reclutamiento neuronal en el cerebro envejecido se usa para realizar tareas menos novedosas. Este proceso, denominado “andamiaje compensatorio”, puede ser una estrategia que el cerebro usa para mantener la función y la cognición.

El uso repetido de “andamiaje compensatorio” al participar en actividades sociales, recreativas y cognitivas (aprender un nuevo idioma, seguir estudios superiores) puede disminuir el riesgo de enfermedad de Alzheimer o retrasar su aparición y retrasar el progreso de los cambios normales de envejecimiento. También se ha demostrado que las actividades de capacitación cognitiva específicamente diseñadas para adultos mayores disminuyen la disminución de la capacidad de realizar actividades instrumentales de la vida diaria. En voluntarios sanos, el entrenamiento cognitivo puede conducir a aumentos del volumen de materia gris en las áreas “ejercitadas”. No está claro si estos esfuerzos mejoran la compensación o evitan la disminución relacionada con la edad en los procesos neurológicos.

Sistema inmune

Con el avance de la edad, las disminuciones de las funciones inmunes se encuentran entre los cambios más críticos, lo que contribuye a una mayor frecuencia de infecciones, tumores malignos y trastornos autoinmunes. Algunas de las respuestas más afectadas por la edad incluyen la capacidad de los linfocitos (tanto células B como T) de trabajar en concierto para generar respuestas inmunes efectivas ante la exposición a nuevos antígenos, en forma de infecciones o vacunas.

Un concepto importante en la inmunosenescencia es la pérdida de la regulación precisa de los procesos inflamatorios. Los adultos mayores muestran perfiles de citocinas que son consistentes con un estado inflamatorio crónico de bajo nivel, que a veces se denomina, no muy exactamente,, “inflamación” crónica.

El sistema inmune innato consiste en barreras epiteliales, péptidos antimicrobianos y moco, así como macrófagos, neutrófilos, células asesinas naturales (NK), células T asesinas naturales (NKT), células dendríticas (CD) y proteínas del complemento. Algunos mecanismos inmunes innatos disminuyen con la edad, mientras que otros parecen volverse más activos. La consecuencia clínica de esta actividad aumentada produce un estado de desregulación inmune caracterizada por cambios proinflamatorios crónicos de bajo grado.

El sistema inmune adaptativo consiste en respuestas de células B y T. Con el envejecimiento, las células T y B naive disminuyen, mientras que las funciones de las células de memoria se conservan relativamente.

Las células T se originan en el timo, que es activo en la juventud y luego experimenta una involución en la edad madura. El número de células T vírgenes que salen del timo disminuye significativamente, y las células T vírgenes capaces de responder a nuevas infecciones y antígenos disminuyen en número. Hay una disminución correspondiente en el número de células reguladoras T (Tregs), que mantienen el sistema inmune “controlado”.

El número de células B disminuye con la edad, aunque los niveles de inmunoglobulina no cambian o algunas veces aumentan. La producción de anticuerpos específicos disminuye y la capacidad de las células B y T para interactuar y responder vigorosamente a las vacunas y a las nuevas infecciones se vuelve limitada.

 Una nutrición adecuada es importante así como el ejercicio regular y moderado. Se tiende a crear preparaciones de vacunas que son más efectivas en este grupo de edad. Además, la vacunación contra herpesvirus comunes, como el citomegalovirus (CMV) y el virus de Epstein-Barr (EBV), puede algún día limitar la contribución de estos virus al “agotamiento inmunológico”.

Caídas

Las caídas se definen como acontecimientos involuntarios que hacen perder el equilibrio y dar con el cuerpo en tierra u otra superficie firme que lo detenga. Las lesiones relacionadas con las caídas pueden ser mortales, aunque la mayoría de ellas no lo son. Las cifras y datos existentes se pueden resumir en la forma siguiente a pesar de que no se trata de un envejecimiento normal, pero es tan destacado la influencia negativa de un traumatismo en el paciente mayor que interrumpe el proceso de envejecimiento normal, por lo que haremos algunas observaciones.

  • Las caídas son la segunda causa mundial de muerte por lesiones accidentales o no intencionales.
  • Se calcula que anualmente mueren en todo el mundo unas 646 000 personas debido a caídas, y más de un 80% de esas muertes se registran en países con bajos y medianos ingresos.
  • Los mayores de 65 años son quienes sufren más caídas mortales.
  • Cada año se producen 37,3 millones de caídas cuya gravedad requiere atención médica.
  • Las estrategias preventivas deben hacer hincapié en la educación, la capacitación, la creación de entornos más seguros, la priorización de la investigación relacionada con las caídas y el establecimiento de políticas eficaces para reducir los riesgos.

Caídas y Edad

La edad es uno de los principales factores de riesgo en las caídas. Los ancianos son quienes corren mayor riesgo de muerte o lesión grave por caídas, riesgo que aumenta con la edad. Por ejemplo, en los Estados Unidos de América un 20 a 30% de las personas mayores que se caen sufren lesiones moderadas o graves, tales como hematomas, fracturas de cadera o traumatismos craneo-encefálicos. La magnitud del riesgo puede deberse, al menos en parte, a los trastornos físicos, sensoriales y cognitivos relacionados con el envejecimiento, así como a la falta de adaptación del entorno a las necesidades de la población de edad avanzada.

Sexo

Ambos sexos corren el riesgo de sufrir caídas en todos los grupos de edad y todas las regiones. Sin embargo, en algunos países se ha observado que los hombres tienen mayor probabilidad de sufrir caídas mortales, mientras que las mujeres sufren más caídas no mortales. Las ancianas y los niños pequeños son especialmente propensos a las caídas y a una mayor gravedad de las lesiones consiguientes. Las tasas de mortalidad y los AVAD perdidos son sistemáticamente mayores en los varones en todo el mundo. Entre las posibles explicaciones de este hecho se encuentran los mayores niveles de comportamientos de riesgo y la mayor peligrosidad de las actividades laborales.

Otros factores de riesgo

  • actividad laboral en las alturas y otras condiciones de trabajo peligrosas.
  • Consumo de alcohol y drogas.
  • Factores socioeconómicos tales como pobreza, hacinamiento en el hogar, monoparentalidad y corta edad de la madre.
  • Trastornos médicos subyacentes, tales como trastornos neurológicos, cardíacos u otras afecciones discapacitantes.
  • Efectos colaterales de los medicamentos, inactividad física y pérdida de equilibrio, tanto mas  cuanto mas avanzada es la edad.
  • Problemas cognitivos, visuales y de movilidad, especialmente entre quienes viven en instituciones tales como las residencias de ancianos o los centros de atención a pacientes crónicos.
  • Falta de seguridad del entorno, especialmente en el caso de las personas con problemas de equilibrio o de visión.

Prevención

Las estrategias de prevención de las caídas deben ser integrales y polifacéticas; dar prioridad a la investigación y a las iniciativas de salud pública para definir mejor la carga, explorar los factores de riesgo y utilizar estrategias preventivas eficaces; apoyar políticas que creen entornos más seguros y reduzcan los factores de riesgo; fomentar medidas técnicas que eliminen los factores que posibilitan las caídas; impulsar la formación de los profesionales sanitarios en materia de estrategias preventivas basadas en datos científicos, y promover la educación individual y comunitaria para aumentar la concienciación.

Los programas eficaces de prevención de las caídas tienen como objetivo reducir el número de personas que las sufren, disminuir su frecuencia y reducir la gravedad de las lesiones que producen. Los programas de prevención de las caídas en los ancianos pueden incluir varios componentes para identificar y modificar los riesgos

  • Examen del entorno donde vive la persona para detectar riesgos
  • Intervenciones clínicas para identificar factores de riesgo, tales como el examen y modificación de la medicación, el tratamiento de la hipotensión, la administración de suplementos de calcio y vitamina D o el tratamiento de los trastornos visuales corregibles.
  • Evaluación del domicilio y modificación del entorno en casos con factores de riesgo conocidos o antecedentes de caídas.
  • Prescripción de dispositivos asistenciales apropiados para paliar los problemas físicos y sensoriales.
  • Fortalecimiento muscular y ejercicios de equilibrio prescritos por profesionales sanitarios con formación adecuada.
  • Programas grupales comunitarios que pueden incorporar componentes como la educación para prevenir las caídas y ejercicios del tipo del tai-chi o de equilibrio dinámico con fortalecimiento muscular.
  • Uso de protectores de la cadera en personas con riesgo de fractura de la cadera en caso de caída.

Los AVAD amplían el concepto de años de vida potenciales perdidos por muerte prematura, incluyendo los años de vida “saludable” perdidos en virtud de encontrarse en un estado de mala salud o discapacidad.

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