¿Cómo podemos proteger nuestros riñones?

“Siguiendo una vida y alimentación sana, no sólo protegeremos nuestros riñones, sino además todo nuestro cuerpo”

Las personas con enfermedad renal crónica (ERC), a pesar de una función ligeramente reducida de los riñones, no tienen habitualmente síntomas, y por lo tanto no saben que tienen  enfermedad renal,  pero cuando el deterioro progresa aparece una constelación de signos y síntomas.

Colaboración de la Dra. Patricia García, Nefróloga del S. de Nefrología Htal. Ntra. Sra. de Candelaria y responsable de la Consulta de Enfermedad Renal Crónica. Santa Cruz de Tenerife. España.

Introducción

Los riñones son dos órganos de estructura y función complejas, fundamentales para la vida en todos los mamíferos, situados en la parte posterior del abdomen, infra-diafragmáticos y retroperitoneales, con vías de drenaje a la vejiga urinaria y de ésta al exterior a través de la uretra, con sus variantes anatómicas masculina y femenina.

Su función es múltiple, siendo la fundamental la excreción de sustancias de deshecho del metabolismo corporal a través de la orina (agua y sustancias disueltas), después de filtrar unos 120 litros de nuestra sangre durante todo el día.

Otras funciones destacables son,  el mantenimiento del medio interno con regulación del nivel de hidratación, presión arterial, equilibrio iónico, y  equilibrio ácido-base. El riñón (o riñones) también funciona como órgano  metabólico, con transformación de productos fundamentales nutricionales y como glándula endocrina con producción y metabolización de múltiples  hormonas específicas (vitamina D, eritropoyetina, etc.) con funciones fundamentales para nuestro organismo.

Las personas con enfermedad renal crónica (ERC), a pesar de una función ligeramente reducida de los riñones, no tienen habitualmente síntomas, y por lo tanto no saben que tienen  enfermedad renal,  pero cuando el deterioro progresa aparece  una constelación de signos y síntomas relacionado con la propia enfermedad y que se caracteriza por la pérdida de las múltiples funciones del riñón hasta el estadio terminal. En esta situación, la función de los riñones tiene que ser sustituida mediante tratamientos sustitutivos como la diálisis o el trasplante de riñón para poder continuar la vida.

Clasificación de la función de los riñones

La función de los riñones en cuanto a excreción de sustancias se refiere, la clasificamos, en cinco categorías de mayor a menor de acuerdo al “filtrado glomerular” (FG). El FG constituye una medida de la capacidad de filtrado del riñón, y se define como el volumen de sangre que queda libre de una determinada sustancia, o dicho de otra manera, el volumen de sangre que es filtrado por los riñones en un minuto. Se expresa en mililitros por minuto (ml/min).

Se calcula mediante la medición de determinadas sustancias en sangre y orina de 24 horas. La medición más exacta se realiza con la administración de sustancias exógenas, como la inulina o el iohexol, o con técnicas de medicina nuclear, pero son técnicas complejas que generalmente solo se utilizan en investigación o en situaciones clínicas concretas.

En la práctica clínica habitual se calcula el FG mediante la medida de la creatinina en sangre y en orina, tras la recolección de orina de 24 horas, y dado que la creatinina constituye un producto endógeno de nuestro metabolismo muscular, simplifica el estudio. Se calcula mediante esta forma el “aclaramiento de creatinina plasmática” que es equivalente al FG. Sin embargo, en la actualidad, se calcula el FG mediante fórmulas matemáticas basadas en grandes estudios poblaciones, utilizando parámetros del sujeto como edad, sexo, raza, creatinina plasmática, albúmina o urea plasmática. Con estas fórmulas obtenemos el valor del FG medido en  ml/min/1.74 m2 de superficie corporal y es mucho más preciso que la valoración de la creatinina o urea aisladamente en sangre, que también se utiliza como método orientador de primera línea.

Como decíamos, según el valor de FG, clasificamos la ERC en cinco categorías de funcionamiento, que habitualmente son progresivas dependiendo de la causa que produzca el daño y la presencia o no de proteínas en la orina (proteinuria).

Los riñones también, pueden dejar de funcionar bruscamente, y es lo que llamamos “Fallo Renal Agudo” o insuficiencia renal aguda, que es una patología muy grave que no trataremos en este post, pero es importante conocer que a pesar de que en muchas situaciones hay una  recuperación posterior de la función renal  después del proceso agudo, en otras ocasiones, la recuperación es incompleta. De este modo, un fracaso renal agudo es causa de ERC una vez recuperado el proceso agudo, en mayor o menor medida.

También en situaciones determinadas (tumores, traumatismos, hemorragias, alteraciones anatómicas etc.) es preciso extirpar uno o ambos riñones con lo cual la función renal desaparece de forma brusca, y es causa de ERC permanente, necesitando el paciente tratamiento sustitutivo renal (diálisis y/o trasplante renal).

Estadios de ERC (Enfermedad Renal Crónica)

  • De acuerdo al Filtrado glomerular (ml/min/1,73 m2)
  • Grado I: Función renal normal  o alta. FG: 90 – 120
  • Grado II: Daño renal con FG levemente disminuido 60-89
  • Grado IIIa: Daño renal con FG disminuido ligera o moderado 45-59
  • Grado IIIb: Daño renal con FG disminuido moderado o grave  30-44
  • Grado IV: Daño renal con FG disminuido gravemente  15-29
  • Grado V: Fallo renal grave con FG <15 (o en diálisis)

Está establecido que hasta por debajo de un FG de 60 ml/min /1.73 m2 no hablamos de insuficiencia renal, pero todo analizado en su contexto de enfermedad.

Dependiendo de la albuminuria (presencia de proteínas en orina) que indica peor pronóstico en cuanto a evolución de la enfermedad, cada grado puede a su vez clasificarse en función de la proteinuria en:

  • A1: sin proteinuria < 30 mg/g de creatinina
  • A2: moderada 30-300 mg/g de creatinina
  • A3: severa > 300 mg/g de creatinina

Se puede tener una función renal normal durante la vida, o estar en riesgo de ERC progresiva, en situaciones como diabetes, presión arterial alta (hipertensión), obesidad extrema,  uso de productos que actúan como tóxicos renales (fármacos, tabaco, contrastes yodados, AINE) o si un miembro cercano de su familia tiene una ERC establecida o hay antecedentes familiares de enfermedades hereditarias. También el entorno es muy importante en cuanto a intoxicaciones ambientales se refiere.

Un filtrado glomerular inferior a 90 ml/min/1.73m2 produce un aumento del riesgo de desarrollar ERC en el futuro, de forma independiente.

La función renal de forma fisiológica empieza a disminuir sutilmente desde los 50 años de edad aunque no existan factores de riesgo o enfermedad específica y se debe al envejecimiento fisiológico, al que en ocasiones se le une algún factor de riesgo.

En sus exámenes de salud, se  pueden realizar  pruebas para establecer  qué tal  funcionan sus  riñones y es importante la detección precoz, ya que pueden adoptarse medidas para mejorar su salud y ayudar a proteger a sus riñones de daños mayores.

En caso de disminución de la función renal siempre hay que realizar una prueba de imagen que nos permita evaluar la anatomía renal así como el número de riñones y realizar un estudio específico especializado que pueda detectar alguna enfermedad subyacente responsable de las alteraciones detectadas y que pueda ser subsidiaria de tratamiento.

Aparato urinario femenino y masculino

Estrategias para proteger los riñones en el adulto

Las estrategias son algo diferentes si tiene una función renal normal o si ya presenta algún deterioro o ERC.

Las estrategias en general, son medidas para mantener nuestro estado de salud en buenas condiciones, similar al que se realiza para prevenir la enfermedad cardiovascular, pues de hecho, hay que destacar que la mayor mortalidad en los pacientes con ERC se produce por enfermedad cardiovascular.

La ERC aunque es una enfermedad propia de los riñones se comporta, influyendo en todo nuestro organismo y la prevención debe realizarse  de forma global.

Recomendaciones basadas en la evidencia:

Se debe alcanzar y mantener un peso saludable: Un índice de masa corporal en torno a 25 kg/m2  (IMC= peso en Kg / altura 2 en metros) y perímetro abdominal en la mujer inferior a 88 cm y en el hombre inferior a 105 cm (perímetro abdominal: circunferencia abdominal a nivel del ombligo). Consulte con su médico.

Se ha demostrado que la obesidad supone una sobrecarga para la función de los riñones produciendo un cuadro de hiperfiltración  (funcionamiento excesivo del riñón),  con aparición de proteínas en la orina y aceleración del proceso de deterioro renal.

Lograr un buen control de la presión arterial: (pregunte a su médico qué es lo aconsejable en su situación). Téngase en cuenta que a partir de Noviembre 2017 la Asociación Americana del Corazón (ARA) ha disminuido los niveles de normalidad, con gran consenso mundial, que es motivo de otro post en este blog.

Tradicionalmente y de forma general, se recomiendan unas cifras de tensión arterial sistólica/diastólica inferiores a 140 y 90 mmHg respectivamente. La presión arterial ideal es en torno a 120/80 mmHg. Debe realizarse tomas de tensión arterial si no se es hipertenso, al menos una vez cada seis meses y  siempre que visite a su médico. El auto-control de tensión arterial domiciliario o en el trabajo también está teniendo auge. El control de la presión arterial con registro de 24 horas (Holter de TA 24 horas), aunque  se recomienda para el diagnóstico exacto de hipertensión, frecuentemente no es del todo viable en nuestro país por falta de infraestructura.

Las tomas de presión arterial durante 7 a 10 días diferentes no consecutivos, medidos por la mañana  al levantarse y por la tarde (antes de tomar medicación, si la toma),  y la obtención de  la media matemática de las diferentes tomas, se postula como una alternativa viable al registro de 24 horas para el diagnóstico de  hipertensión arterial cuando hay falta de recursos.

Si tiene diabetes, el objetivo es un buen control de la diabetes, con niveles recomendados de HBA1c (hemoglobina glicosilada) inferiores a < 7.5%, así como es necesaria la prevención y control de todas las complicaciones frecuentes en el paciente diabético. La mayor incidencia de pacientes en diálisis está relacionada con la diabetes y un mal control de la misma desde estadios iniciales, y se trata de un problema de salud mundial objeto de estudios y estrategias futuras incluso relacionadas con la contaminación ambiental y la disrupción hormonal.

Cuide su diabetes fundamentalmente con medidas básicas de salud incluso influirá en la incidencia de cáncer.

Una actividad física moderada nos puede ayudar a controlar tanto la presión arterial, como la diabetes y el sobrepeso.

Reducir el consumo de sal a máximo 6 gramos por día de cloruro sódico o 3.5 gramos de Sodio. Sabemos que la sal esta interrelacionada con la hipertensión arterial y a su vez ésta con la enfermedad vascular general. Además, la hipertensión arterial por sí misma es capaz de producir ERC, y el 90% de los pacientes en diálisis desarrollan hipertensión arterial a lo largo del tiempo.

 Imagen: Seis gramos de cloruro sódico (sal común)

Suprimir la ingesta de alcohol o reducirlo al mínimo recomendado (3 copas de vino para el hombre y 2 para la mujer al día) sin olvidar que puede ser una falacia.

Suprimir el tabaco. Al margen de los beneficios globales sobre la salud que supone abandonar el tabaco, está demostrado que el tabaco por sí mismo es capaz de producir ERC por enfermedad vascular y microvascular.

Se recomienda adoptar una dieta saludable, así como aumentar el consumo de calcio, potasio y magnesio a través de la dieta. Es muy importante de forma global mantener una dieta saludable, ya que todos estos objetivos de salud pueden ser ayudados por la adherencia a una dieta sana y equilibrada, con énfasis en la reducción de sal para ayudar a controlar la presión arterial. Esto significa que no es necesario adoptar una alimentación extraña, inusual o antisocial, pero sí es necesario algunos cambios para tener una alimentación saludable. Esto le ayudará a limitar el consumo de grasas y azúcares, controlar su peso, presión arterial, y proporcionar una mayor protección contra las enfermedades crónicas, incluyendo las enfermedades cardiovasculares, por lo que “comer para proteger su corazón es tan importante como para proteger sus riñones”.

Obviamente, esto no debe reemplazar a cualquier medicamento u otra intervención que su médico  le recomiende, pero una dieta bien orientada también puede ayudar a algunos de los medicamentos a ser más eficaces, y a largo plazo a reducir incluso la necesidad de algunos medicamentos (como por ejemplo, los fármacos antihipertensivos o antidiabéticos que pueden llegar a suspenderse si se consigue una perdida de peso adecuada con una dieta saludable). No se debe olvidar que está probado que una dieta saludable reduce la incidencia de cáncer en la población en general.

Por otro lado, se ha demostrado que la ingesta de un exceso de proteínas en la dieta, de igual forma que la obesidad, produce hiperfiltración, es decir, una sobrecarga para la función de los riñones, tanto de forma aguda como crónica, lo cual conlleva a una esclerosis focal glomerular, con aparición de proteínas en orina, que puede causar a largo plazo ERC.

Además, la ingesta proteica debe adecuarse según los distintos grados de ERC, así como la ingesta de potasio, fosfato o sodio, pues la capacidad depurativa de los riñones se va deteriorando a medida que empeora el FG.

La ingesta de líquidos o agua abundantes

Como mecanismo para proteger nuestros riñones es muy controvertida, por lo que haremos algunas puntualizaciones:

• Es necesario estar bien hidratado e ingerir los líquidos suficientes para lograrlo. Para ello existe el complejo mecanismo fisiológico de la sed, que es suficiente para mantener nuestro organismo bien hidratado. Sin embargo, puede estar disminuido en personas con trastornos neurológicos, o en edad avanzada, y éstos tienen un mayor riesgo de deshidratación.

• Por otra parte cuando tomamos líquidos en exceso se produce una respuesta diurética relativamente rápida para eliminar el exceso de agua corporal. Pero a medida que el riñón envejece, o hay cualquier otra enfermedad, fundamentalmente cardíaca, esta respuesta es más lenta y se producirá un estado de sobrecarga hídrica mantenida sobre el aparato circulatorio, y puede ser causa de  descompensación y sobrecarga pulmonar y cardiáca. En general, mantener una diuresis de 1500 ml al día sería algo fisiológico y no es necesario forzar la ingesta de líquidos al “número mágico de dos litros diarios” además de los alimentos. De hecho, en situaciones que requieren una elevada diuresis, como por ejemplo la litiasis renal, una diuresis de 2000 ml/24 horas ya se considera terapéutica.

Presentación de la enfermedad crónica renal (ERC)

La enfermedad renal puede afectar de diferentes maneras a los sujetos. Algunas personas presentan pocos síntomas asociados a la enfermedad renal, mientras que otras se sienten enfermas desde una etapa temprana, a veces debido a otros problemas médicos asociados.

Algunos de los síntomas pueden afectar a la capacidad y el deseo de comer. Estos van, desde sentirse demasiado cansado para cocinar después de un día de trabajo, hasta cambios en el sentido del gusto. En ocasiones se objetiva pérdida de peso, y a menudo se requiere un esfuerzo para comer normal, lo que conlleva a un estado de desnutrición, que es un factor de aumento de la mortalidad importante en la ERC. Otros síntomas que aparecen progresivamente, son cansancio, dificultad para concentrarse, naúseas, nicturia (aumento de la diuresis por la noche), prurito, hipertensión o anemia.

Algunos cambios en la dieta pueden ser necesarios en las primeras etapas de la ERC. Los riñones controlan el nivel de agua y minerales como el potasio, fosfato y  sodio en el cuerpo. La función renal reducida puede perturbar este equilibrio. Como estas sustancias provienen de la dieta, los cambios en la ingesta de alimentos, para evitar alimentos ricos en sodio, potasio o fósforo, a veces son necesarios para controlar sus niveles en el cuerpo.

Es importante que todas las personas con ERC, o en riesgo de ERC, discutan  sus condiciones y síntomas con su médico. En general, la mayoría de los pacientes van a recibir asesoramiento inicial sobre dieta y cambios del estilo de vida, a través de su médico de cabecera, enfermera o nefrólogo. Si la dieta es un tema problemático, el paciente puede ser referido a un dietista para que le aconseje en la dirección oportuna.

La función del dietista: Un dietista es un experto en nutrición, que dará asesoramiento individualizado teniendo en cuenta sus necesidades y preferencias dietéticas particulares, así como las condiciones religiosas, sociales, médicas o dietéticas adicionales que afectan a los alimentos que se pueden elegir.

En general, un dietista puede  aconsejarle sobre cuatro aspectos principales:

  • Una dieta saludable (una dieta bien balanceada) que contenga todos los nutrientes que el cuerpo necesita.
  • Formas de prevenir o abordar cualquier otra enfermedad crónica a largo plazo, tales como diabetes, presión arterial alta, enfermedades del corazón, sobrepeso, dislipemia, hiperuricemia etc, muchas de las cuales son causa de ERC.
  • Los alimentos ideales a consumir, con objetivo de controlar la acumulación de productos de desecho en el cuerpo, como la urea, el fosforo o el potasio.
  • Formas de prevenir  o abordar  cualquier pérdida de peso involuntaria o desnutrición, sobre todo después de procesos intercurrentes.

Como se puede observar, el cuidado de los riñones, cubre una amplia gama de temas relacionados con su nutrición y la mejora de nuestros hábitos alimenticios, con la erradicación de hábitos tóxicos.

A pesar de la importancia de la dietética en la enfermedad renal y en la diabetes los recursos oficiales que se dedican en nuestra área  a estos temas, son totalmente insuficientes a pesar de la conciencia de todos los profesionales, pero los programas asistenciales no priorizan estos aspectos que sin duda son muy rentables en el contexto de la salud.

Una vez establecida la ERC y valorada la causa, habrá un tratamiento específico que intenta parar o enlentecer el proceso, y junto a todo ello hay que establecer una serie de precauciones para eliminar o aminorar factores deletéreos asociados.

En una segunda línea de atención, cuando el filtrado glomerular cae por debajo de 30 ml/min/1.73 m2 los pacientes son referidos a unidades especializadas de consultas de ERC, donde se realiza un seguimiento y manejo más estrecho, con objetivo de reducir la incidencia de ERC permanente.

Tóxicos externos y situaciones que pueden deteriorar la función renal

Hábitos: Tabaco, alcohol en exceso, cocaína, anfetaminas, heroína y en ocasiones, formas de vida relacionada con estos hábitos.

Fármacos: Algunos fármacos necesarios en el día a día, pueden deteriorar la función renal.

Los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), contrastes radiográficos yodados, algunos antibióticos, quimioterápicos, inmunosupresores, antivíricos (aciclovir, ganciclovir), antituberculosos, antihipertensivos, fármacos antirretrovirales (contra el VIH), diuréticos, litio terapéutico, o anti fúngicos  (anfotericina B). Son productos prescritos por profesionales pero requieren ajuste de la dosis en pacientes con ERC.

Por otro lado, los antiinflamatorios frecuentemente son de autoconsumo, y escapan al control del médico, produciéndose un daño renal silente, progresivo e irreversible en pacientes mayores m´s vulnerables a la toxicidad.

Los bloqueadores de la bomba de protones (IBP), omeprazol, lanzoprasol y similares utilizados para la reducción de la secreción ácida gástrica, hay que tenerlos en cuenta puesto que se han detectado en estudios a gran escala nefropatías tubulo-intersticiales agudas, y una asociación clara con deterioro crónico de la función renal, y más destacado si ya la función renal está deteriorada por otras causas. Por otra parte se ha detectado aumento de la mortalidad en el grupo de pacientes que consumen los IBP, por tanto ya hay datos suficiente para evitar la utilización indiscriminada. Estos fármacos tienen sus indicaciones perfectamente establecidas. (Ver post relacionado en este blog)

Productos ambientales o intoxicaciones profesionales: plomo, cadmio, pesticidas, o el ácido aristolóquico, presente en zonas endémicas como los Balcanes, y también muy utilizado en la medicina tradicional china, con episodios epidémicos de nefropatía en varios lugares del mundo antes de conocerse el agente causante.

Hierbas medicinales: especialmente aquellas no controladas, de proveedores dudosos, con toxicidad renal y hepática destacables y no conocidas, así como toxicidad surgidas de fórmulas de varias hierbas. Por ejemplo, efedra, glicirrina, datura (estramonio), taxus celebica, aloe del cabo, o el ácido aristolóquico, como ya hemos comentado.

Sustancias que interfieren con la determinación de la creatinina: producen un cálculo alterado del filtrado glomerular. Es el caso de la cimetidina, ranitidina, famotidina, trimetoprim, cefoxitina, flucitocina, dobesilato de calcio, fenofibrato.

Hiperuricemia: controvertido.

De todos estos tóxicos referidos, la mayoría son fármacos que a pesar de su toxicidad, es necesario su utilización en momentos determinados y en estos casos es necesario el conocimiento de la vía metabólica del fármaco y el ajuste de dosis por el médico, de acuerdo a la función renal del paciente (disponible en los prospectos de los fármacos). Sin embargo, a pesar de una adecuada vigilancia profesional, este aspecto sigue produciendo muchos accidentes diariamente en los pacientes con ERC. El problema fundamental se plantea con el uso de los antiinflamatorios no esteroideos, puesto que los pacientes mayores están  frecuentemente afectos de lesiones crónicas del aparato locomotor y demandan analgésicos. Los AINES no deben ser utilizados en la ERC, ya que son impredecibles para deteriorar la función renal y pueden producir fracaso renal agudo.

Situaciones y factores que pueden corregirse para revertir o mejorar el proceso de ERC:

  1. Tratamiento crónico con AINES. Causan fibrosis intersticial renal, que si bien puede ser irreversible, puede estabilizarse o incluso mejorar, una vez suspendido el fármaco precozmente.
  2. Tratamiento con litio. El litio es un fármaco ampliamente utilizado en el trastorno bipolar. En ocasiones, produce fibrosis renal, pero si se retira cuando se detecta el deterioro renal, puede recuperarse o estabilizarse el daño.
  3. Intoxicaciones con metales pesados. Pueden ser tratadas con quelantes específicos.
  4. Obstrucciones de la vía urinaria, especialmente si afecta a los dos riñones o a un riñón en personas con riñón único. En este caso, es muy importante el tiempo de evolución de la obstrucción. Si se realiza precozmente la desobstrucción de la vía urinaria, la función renal se recupera plenamente, mientras que si la obstrucción es crónica el daño renal es irreversible.
  5. Enfermedades autoinmunes que afectan a los riñones y  responden a tratamiento correcto y precoz.
  6. Enfermedades víricas tratables con procesos glomerulares secundarios, como la hepatitis C y B, o el citomegalovirus.
  7. Tratamientos con anticalcineurínicos con dosis no ajustadas (dermatológicos u otros).
  8. Enfermedades renales de depósito de paraproteínas (mieloma múltiple o amiloidosis). Si se trata precozmente, el daño renal asociado a estas patologías, puede recuperarse.
  9. Infecciones urinarias y litiasis renal asociadas. Nefrocalcinosis.
  10. Hipertensión maligna. Un adecuado tratamiento de la HTA puede enlentecer la progresión de ERC.
  11. Otros procesos o enfermedades capaces de producir deshidrataciones severas, como algunos procesos digestivos (colostomías, ileostomías, etc).
  12. Un tipo de enfermedad reciente:  la Nefropatía Meso Americana, que azota la zona de Centroamérica, y afecta a jóvenes agricultores donde no se conoce la etiología exacta, pero parece estar relacionada con factores como, intenso trabajo físico, altas temperaturas con deshidratación secundaria y trastornos iónicos, bajo peso corporal, abuso de AINES por exceso de dolores por el esfuerzo, contacto con pesticidas y abonos sin las medidas de protección al respecto. Estos productos tóxicos persisten en el ambiente, y en la grasa de los seres vivos durante décadas, a pesar que se ha prohibido su utilización en casi todo el mundo.

Factores de mal pronóstico en la ERC

La presencia y persistencia de algunos factores anteriormente mencionados, puede influir negativamente en la evolución de la enfermedad:

  • Presencia de proteinuria. Es necesario controlar la proteinuria para frenar el desarrollo de la ERC  (Ver Tabla I).
  • Hipertensión arterial severa o insuficientemente tratada
  • Raza negra
  • Síndrome metabólico: Hipertensión, obesidad, hipertrigliceridemia, disglucosis
  • Arterioesclerosis severa
  • Obesidad
  • Hiperlipidemia
  • Enfermedades Sistémicas inmunológicas
  • Elevación del fosforo sanguíneo
  • Hiperaldosteronismo
  • Hipercorticismo
  • Hiperuricemia
  • Niveles reducidos de HDL-colesterol
  • Factores genéticos y enfermedades hereditarias
  • Hiper-homocisteinemia: controvertido

Tabla I: Agentes disponibles para disminuir la proteinuria.

Moduladores del  Sistema Renina Angiotensina

-IECAS (hipotensores)

-ARA II (hipotensores)

-Antialdosterónicos (diuréticos)

-Aliskiren (inhibidor directo de renina)

-Activador de la ECA2

-Paricalcitol (análogo de la vitamina D)

Agentes independientes del Sistema Renina Angiotensina

-Hipolipemiantes

-Agonista del receptor gamma activador de peroxisomas (PPAR-gamma)

-Inhibidores de la endotelina

-Inhibidores de protein Quinasa

-Pentoxifilina

-Sulodéxido (heparina 80% y dermatán sulfato 20%)

Resumen

La prevención, así como el manejo de la ERC a día de hoy es complejo y desalentador. Va de acuerdo al estadio de filtrado glomerular y la velocidad de deterioro. Sin duda todas las actuaciones saludables que  pongamos en marcha ante la ERC tendrán un impacto positivo, a veces, difícil de cuantificar; también nos permitirá llegar  al estadio final de la ERC con un mejor estado físico, que nos ayude a afrontar  la diálisis y/o el trasplante renal en mejores condiciones.

A día de hoy, no existe ningún tratamiento conocido que frene la fibrosis o destrucción progresiva del riñón. El patrón anatómopatológico en el riñón terminal es similar en la mayoría de las enfermedades, presentándose con una fibrosis intensa y pérdida de la arquitectura renal normal.

Todas las medidas que los Gobiernos pongan en marcha a través de sus Organizaciones Sanitarias, sin duda repercutirán positivamente en una mayor supervivencia de los pacientes, mejor calidad de vida, reducción de las hospitalizaciones y disminución de la incidencia de la ERC. La aparición de terapéuticas eficaces para enfermedades concretas y genéticas como la poliquistosis renal (al margen de todas las medidas especificadas) tendrá una gran repercusión en la población, y en  los recursos disponibles que desgraciadamente siempre son escasos.

En síntesis, intente llevar una vida sana en todos sus aspectos, conozca su estado de salud, los antecedentes familiares de enfermedades genéticas, confíe en su médico que será su guía en la salud y enfermedad, consulte todas sus dudas y acuda a niveles superiores de la cadena sanitaria cuando se le indique. Evite terapéuticas y tratamientos de medicina alternativas con productos de escasa credibilidad, y en ocasiones tóxicos y no estudiados profundamente, ya que incluso podemos ignorar efectos negativos desconocidos por falta de investigaciones adecuadas y por tanto la mejor prevención en estos casos es evitar. Finalmente, utilice los fármacos con cautela, pues muchos de ellos pueden ser causa de ERC. Esta actualmente en boga referirse al efecto cóctel de varios tóxicos simultaneos con multiplicación de la toxicidad.

Existen en la actualidad investigaciones a gran escala sobre la prevención de la enfermedad renal crónica y procesos específicos que la producen, por ello es necesario enlentecer el proceso con los medios actuales conocidos por muchas razones y sobre todo para beneficiarnos en casos concretos de estas investigaciones que darán fruto en corto-medio plazo.

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